Descripción
La agresividad infantil constituye, junto con la desobediencia, una de las principales quejas de padres y educadores respecto de los niños, dándose con frecuencia unidos ambos tipos de problemas. Sin duda uno de los principales problemas presentados por la agresividad infantil es su elevada correlación con trastornos equivalentes adultos, especialmente los relacionados con la conducta antisocial.

Síntomas
Un comportamiento excesivamente agresivo en la infancia predice no sólo la manifestación de agresividad durante la adolescencia y la edad adulta, sino la existencia de una mayor probabilidad de fracaso académico y de la existencia de otras patologías psicológicas durante la edad adulta, debido fundamentalmente a las dificultades que estos niños encuentran para socializarse y adaptarse a su propio ambiente.
Con el término conductas agresivas nos referimos a las conductas intencionales que pueden causar daño ya sea físico o psicológico. Conductas como pegar a otros, burlarse de ellos, ofenderlos, tener rabietas (del tipo de arrojarse al suelo, gritar y golpear muebles por ejemplo) o utilizar palabras inadecuadas para llamar a los demás generalmente se describen como conductas agresivas.

Tratamiento
Para evaluar el comportamiento agresivo del niño podemos utilizar técnicas directas, como observación natural, análoga y autorregistro y técnicas indirectas como entrevistas, cuestionarios contestados por padres y maestros y autoinformes.

Tratar la conducta agresiva no implica simplemente su reducción o eliminación, sino que también es necesario fortalecer comportamientos alternativos a la agresión.

Agresividad y bullying