Durante los dos últimos posts, hemos hecho un enfoque general sobre los mitos que influyen en las relaciones de pareja y las crisis o dificultades habituales que nos podemos encontrar en las mismas. Evidentemente, existen otros muchos motivos con los que pueden surgir problemáticas en las relaciones de pareja que no hemos comentado pero, en este post vamos a poner el foco sobre qué opciones tenemos para gestionar las dificultades y qué herramientas o recursos serían buenos utilizar en cada momento.
No siempre es fácil encarar un problema en una relación, y si se trata de una pareja, los inconvenientes pueden ser aun mayores ya que conllevan el desgaste de algo que no queremos perder. En primer lugar, un paso imprescindible es saber definir el problema, cómo y por qué hemos llegado a esta situación. Si este paso no está correcto, el conflicto puede derivar en un sinfín de reproches, argumentaciones fuera de lugar y quejas que no estaban incluidas de inicio, por lo que no podremos abarcar tanta información para resolver. Cuando nos damos cuenta, estamos sacando una lista de agravios casi desde antes de comenzar la relación, errores que en este momento no podemos ni queremos resolver y sin embargo dificulta de manera indiscutible la comunicación.
Otro aspecto que tenemos que tener en cuenta es el respeto, y no solo como un mero trámite a cumplir, sino el respeto de manera integral. Esto quiere decir que no es adecuado aceptar de manera verbal una decisión de nuestra pareja y por otro lado, hacer demostraciones conductuales o de manera no verbal de nuestro rechazo o indignación con la misma. Nuestra comunicación verbal, no verbal y nuestras conductas deben estar acordes, sino estaremos mostrando incoherencia y añadiendo ingredientes para que surja una dificultad en la pareja.
Para evitar que las discusiones se conviertan en nuestro día a día, debemos parar a pensar y valorar si por lo que estoy iniciando una discusión realmente merece la pena. Hay bastantes cosas que no tienen importancia y que deberíamos dejar pasar pero en ocasiones, a veces asociados con sentirnos más irascibles, tenemos una reacción desproporcionada, lo que causa discusiones.
El pilar fundamental para nuestra pareja y para saber resolver conflictos es la comunicación. Una comunicación efectiva, en la que emisor y receptor intercambian mensajes y estos son claros, concretos y precisos, que no puedan dar lugar a malas interpretaciones. Deben evitarse gritos, amenazas, burlas o el sarcasmo ya que puede ser doloroso. Mejorar la comunicación en pareja ayuda a gestionar mejor las situaciones de conflicto y llegar a acuerdos de manera más rápida y con satisfacción para ambos.